Considero que uno de los mayores retos que tiene un mediador dentro de un proceso conciliatorio, es lograr que prevalezcan los reales intereses que tienen las partes, por encima de las posiciones con las que éstas acuden a la mediación. La importancia de aquello radica, principalmente, en que a medida que se va descubriendo lo que realmente busca cada parte para que su necesidad pueda ser satisfecha, se abren espacios para la creación de diferentes posibles soluciones al conflicto. Podría decir que, el éxito de una buena mediación, radica en la habilidad de poder diferenciar estas dos situaciones.
Una de las herramientas más útiles que he encontrado para lograr desvirtuar posiciones en las partes es la reunión privada con cada una de ellas.
Resulta común que las partes arriben a la audiencia de mediación con una postura o posición que, combinada además con emociones, la hace lucir prácticamente inamovible. Esta posición, la podemos identificar como una apreciación subjetiva que se tiene sobre el conflicto, limitándola, en muchas ocasiones, a la valoración superficial del mismo, sin medir, necesariamente, las consecuencias o afectaciones posteriores que dicha postura podría ocasionar a la solución del conflicto. De otra parte, tenemos los intereses, que consisten en la verdadera intención dentro del conflicto, en su real fundamento, e inclusive, en la auténtica necesidad que busca ser satisfecha a través de la mediación.
Dentro de esta labor, para poder llegar a desvirtuar las posiciones por sobre los intereses, resulta necesaria la aplicación de una comunicación clara y abierta con las partes, abriendo espacio para la realización de preguntas oportunas y atinentes a la situación que se esté tratando, con la finalidad de obtener la mayor cantidad de información al respecto, es decir, se requiere de una escucha activa imperante, demostrando absoluto interés en el conflicto propuesto para conciliación, y con ello, alcanzar la confianza de las partes para que puedan sentir la seguridad de mostrar su verdadero interés.
Método efectivo para la mediación: Sesiones privadas cortas
En mi experiencia, una de las herramientas más útiles que he encontrado para lograr desvirtuar posiciones en las partes es la reunión privada con cada una de ellas, la cual consiste en suspender momentáneamente la audiencia de conciliación a fin de mantener una sesión corta, de unos cuantos minutos, con cada una de las partes en privado, con la finalidad de indagar con mayor cercanía los intereses y necesidades, elaborar posibles escenarios de solución para ser propuestos a la contraparte, e inclusive, en algunas ocasiones, calmar los ánimos que se hubieren encendido producto de la exposición inicial del conflicto.
Debemos recordar que las posiciones dentro de un conflicto, no son más que una actitud ante éste y, por ende, son susceptibles de negociación, de cambio. Por el contrario, las necesidades, en la mayoría de las ocasiones, no lo son. Es necesario invitar a las partes a mirar más allá de su motivación inicial, siendo capaces de identificar los intereses subyacentes, analizando inclusive las propuestas de la contraparte, que, en muchas ocasiones, podrían dar pautas importantes para la solución del conflicto.
Una vez desvirtuadas las posiciones frente a los intereses, resulta posible la construcción de un acuerdo que beneficie a las partes involucradas, solucionando su controversia desde la satisfacción de sus necesidades.